La formación de importantes fortunas en el Sur de Tenerife está ligada, en muchos casos, a la migración transoceánica o las transacciones comerciales mantenidas con el continente americano. En el siglo XIX este fenómeno entra en conjunción con dos hechos fundamentales para la economía del agro sureño, por una parte la legislación liberal que permite acceder a la propiedad de la tierra, y por otra, a la introducción de la cochinilla. El caso de la familia Herrera Pérez es un ejemplo para apreciar lo arriesgado del sistema productivo canario.