La muestra consta de una selección de imágenes que reflejan la realidad del país camboyano. Un país que, según palabras de Felgueroso, lucha a diario por superarse y que, a pesar de todo, mira al futuro con ilusión.
Paisajes, personas anónimas, rituales, personajes ilustres y tradiciones del país son los protagonistas de esta exposición que trata de reflejar una realidad diferente, para quienes la observan desde el mundo occidental.
Las fotografías están tomadas entre los años 1999 y 2002 durante las largas temporadas que Felgueroso residió en Camboya.
Durante su estancia en este país, Álvaro Felgueroso conoció a un jesuita, Kike Figaredo, que lleva dedicado los últimos 20 años a la reconstrucción de Camboya y al servicio de las personas más desfavorecidas y con el que tuvo la oportunidad de compartir la vida en el país asiático.
Según Figaredo, aficionarse a la fotografía en Camboya no requiere ningún esfuerzo especial, ya que la belleza de sus gentes y sus paisajes, la fuerza y delicadeza de las imágenes, las experiencias de vida de ocaso, son un espectáculo que se nos brinda de forma gratuita y que no puede pasar desapercibido a la sensibilidad de nadie.
Álvaro Felgueroso ha querido compartir y evocar esos instantes captados a través de su objetivo, para mostrar otra visión de Camboya gracias a una colaboración en dos direcciones en la que, según sus palabras, el fotógrafo no es quien elige la foto, sino, por el contrario, la imagen captura al fotógrafo y lo arrastra para finalmente encontrarse.
