El de Ridley Scott es, en principio, un caso poco común en la historia del cine. Su filmografía (con 23 títulos, hasta el momento) cuenta con dos obras, Alien, el octavo pasajero; (1979) y ; Blade Runner; (1982), cuya fama, éxito y calidad artística han superado e, incluso, sobrepasado a su propio director. Mientras que el resto de sus películas apenas ha despertado el interés de los historiadores. Y eso a pesar de ser títulos de la calidad de; Los duelistas ; (1977), Thelma & Louise (1991), Gladiator (2000), El reino de los cielos (2005) o American Gangster (2007). O tal vez, porque también es autor de otros films de dudosa maestría, como Black Rain (1989), La teniente O ' Neil (1997) o Un buen año (2006).
En definitiva, nos encontramos ante una carrera amplia y variada, con algunos altibajos y alguna que otra obra poco acertada, pero que, en líneas generales, nos presenta a uno de los directores más personales e interesantes del cine contemporáneo. Ya por sí sola esta dicotomía lo hace, a nuestro entender, un cineasta absolutamente relevante a la hora de adentrarnos en su cine con la intención de analizarlo en profundidad y darle forma a este estudio sobre su obra.