Peek vive sin esperanza, fascinado por william wallace y asfixiado por su tétrica madre hasta que conoce a su nuevo amigo. Nadie puede verlo más que él ¡pero juntos se divierten tanto! y en sus juegos, temblarán los que le hicieron temblar a él y rodarán muchas, muchas cabezas. Esta es una historia triste pero con mucho humor negro, para almas oscuras pero con luz propia.