Nuestra época lo tiene más que claro: lo que no se fotografía no existe. En tiempos de redes sociales de distinta envergadura y variada liviandad, todas y todos hemos sido sujeto y objeto de registro, captura, documentación y retrato. La cámara es el recinto en el que se puede poner en escena el sueño de una sociedad de iguales en la diferencia. Es esta la tradición artística fotográfica de Sebastián Freire. Tradición artística que supone un proyecto político. Freire compone con este conjunto de retratos un tesoro visual de CUERPOS SIN PATRÓN, soberbios en su magnetismo, serenos en la conciencia de haber definido un nuevo umbral de belleza.
