Alba es una adolescente que siente el deseo de contar historias. Acumula un colmado de material en su cabeza y quiere vaciarlo. Se sentirá satisfecha si existiera un solo lector para ella, sería el logro de su meta, pero siente un inmenso respeto por el escritor y no sabe si va a poder hacerlo. Luz, «yo interno», es la voz que le dice lo bueno y lo malo, la que la mantiene pegada al suelo y la que la eleva en volandas al universo de los sueños, permitiendo conocer sus pensamientos, tristezas, temores, alegrías, ilusiones y deseos. Luz cree que sí puede y que debe abrir las puertas a sus deseos. Escribir es difícil, pero ella es su principal admiradora y la está animando a contar todos esos relatos que le saldrán a borbotones con armonía, una vez se ponga manos a la obra y comience a escribir su primera novela. Narrará parte de su vida en dos mundos geográficos diferentes, en el transcurso de finales de los años cincuenta y la década de los sesenta, época de la España profunda. Los acontecimientos la llevarán a encontrarse con su propia realidad. La crudeza, en algunos casos, no dejará a nadie indiferente.
Se siente halagada por Luz que la incita constantemente y le eleva el ego. Su lucha se basará en conseguir la libertad para poder escribir y mostrar su historia al mundo y a ella misma. Desea por encima de todo ser escritora. ¿Lo conseguirá? No lo sabrá por ahora, pero lo va a intentar. Para ella, que alguien se interese y se enamore de su forma de contar será su mayor premio.