El prolífico escritor tinerfeño Nelson Diaz Frías aborda en este nuevo trabajo la biografía de un mítico guerrero quanche que surge de entre las brumas de la leyenda: el alzado lchasagua, el cual habría tenido en jaque, cinco años después de acabada la conquista de Tenerife en 1496, a las autoridades castellanas de la isla. Al mando de un desesperado, pero infatigable grupo de guerreros guanches dispuestos a resistir a los conquistadores va morir, si fuese preciso, defendiendo su tierra y su cultura, Ichasagua. y sus alzados, desde su refugio en la abrupta geografía de Adeje, se enzarzarían en una guerra de guerrillas y emboscadas que puso en graves apuros a los conquistadores españoles y que mantuvo en vilo a los recién llegados repobladores europeos de la isla de Tenerife.
Pero, además, en este libro se recogen con rigor, pero expuestas de forma amena y didáctica, todas las claves necesarias para comprender el proceso de conquista en el sur de la isla, la compleja y tibia reacción de los guanches de Adeje, Abona y Güímar ante la llegada de los conquistadores españoles y los últimos focos de resistencia guanche.
Diaz Frías aborda también aspectos muy poco tratados por la bibliografía tradicional como la situación en que quedaron los reinos de Abona y de Adeje tras la conquista, la dificultad de su repoblamiento y la problemática que para las nuevas autoridades españolas supuso durante décadas la existencia de cientos de alzados guanches, a los que se unirían esclavos fugitivos que mantuvieron su modo de vida tradicional a la vez que hostigaban, robaban y mataban a los nuevos pobladores europeos Finalmente, esta obra se complementa con un riguroso e inédito estudio acerca de la supervivencia aborigen en Abona y en Adeje a través del rastro dejado por los guanches que sobrevivieron a la conquista, ya fuese como esclavos o como personas libre.
“…porque como todos son de una misma nación y viven en los campos y sierras acógense y encúbrense unos a otros y esto hácenlo tan sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello, según los barrancos y malezas y cuevas...”
Cabildo de Tenerife, 19 de enero de 1500