Leer CUATRO AÑOS DE CRISPACIÓN es el mejor antídoto para acabar con ella. La primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno ha traído consigo la aprobación de una serie de leyes que mejoran de manera decisiva la calidad de vida de los españoles. Precisamente entre 2004 y 2008, la derecha patria, la jerarquía de la Iglesia y los propagandistas apocalípticos de ambos se han empeñado en atacar la convivencia democrática, sembrar odio y crispación. Radian y escriben cada mañana que vivimos en el peor de los mundos posibles, que España se rompe y que los terroristas ganan, aunque maten menos que nunca. ¿No está acaso ETA más moribunda y más aislada que nunca? ¿No han mejorado la vida de los españoles leyes tan trascendentales como la de Dependencia, de Igualdad, los matrimonios gays, y la que lucha contra la violencia de género? ¿Acaso no era necesario respaldar a las víctimas del franquismo tantos años olvidadas por la Justicia?
Un intencionado ruido político y mediático ha querido ensombrecer estos progresos. La derecha cree que el poder le pertenece, no soporta vivir sin él y organiza la crispación sistemática para recuperarlo. Ya lo hizo entre el 93-96. El Partido Popular nunca ha asimilado la derrota en las urnas de 2004 y actúa como si le hubieran robado el resultado. De su rencor político emana el ataque tan brutal que se lleva por delante los consensos, los logros que se hayan podido conseguir en la lucha contra el terrorismo, que manosea a las víctimas, que pisotea símbolos como el lazo azul...Todo es bueno para el convento de la crispación.
Los conspiranoicos del 11-M, los obispos de pancarta en la calle y mitin-homilía, la derecha carca y el nacionalismo vasco recalcitrante son xaminados con lucidez en estas reflexiones de José María Calleja. La personalidad libre, singular y comprometida de este periodista y analista político, autor de libros como Contra la barbarie, Héroes a su pesar y Algo Habrá hecho, hacen de Cuatro años de Crispación una herramienta eficaz para dejar claro, sin tapujos, sin censura y con ironía, quién es quién en la España de hoy. Este libro escocerá a algunos y no dejará indiferente a nadie. España no se ha roto, a pesar de que la derecha, echada al monte desde el minuto uno de la legislatura, nos lo ha contado cientos y cientos de veces. ¿Navarra? Bien, gracias. No ha sido entregada a la banda terrorista ninguna vez, aunque nos lo hayan contado unas ochenta. ¿La familia? También bien. No se ha roto, a pesar de los matrimonios gay, que se la iban a llevar por delante, según nos predijeron los tremendistas de casulla en plantilla. Los valores se siguen perdiendo a un ritmo tan vertiginoso que no sé cómo nos queda alguno todavía, pero eso ha pasado desde que éramos pequeños.