La felicidad de la pareja: la felicidad que asombra, de tan fácil y tan sencilla. El amor tranquilo, el sexo y el deseo, la cotidianidad… Pero también la complejidad de la pareja: ser por sí mismos, sin más. Las expectativas impuestas y asumidas. La maternidad que no llega: «¿y si decidimos que no / o sencillamente no sucede ». La felicidad de la pareja: la felicidad que asombra, de tan fácil y tan sencilla, frente al dolor que se conoce. La felicidad del amor tranquilo, gozoso; el sexo y el deseo, la cotidianidad… Pero también la complejidad de la pareja: ser por sí, sin más, afrontando las expectativas que se imponen y a la vez las que se asumen. Porque también forman parte de la rutina las herencias y las costumbres, los estigmas, la observación del resto y la comparación con quienes somos, los aprendizajes viciados, la maternidad que se busca y que no llega: «¿y si decidimos que no / o sencillamente no sucede ».Después del reto que se planteó en Violencia, con su reflexión sobre las posibilidades del lenguaje para alumbrar —y visibilizar— nuestras zonas más oscuras, Bibian