"Quiero sentirme ateo, y en el fondo creo serlo aunque no del todo, de ese dios social e institucional, de ese dios previsible, refugio de miedos y de tantas seguridades. No quiero ser creyente de mis propias imágenes, ni atrapar el viento que impulsa mi vela.
Quiero simplemente estar preparado para llevar mi velero, allí donde el viento me lleve sin más y saborear tu presencia, tu brisa y tu susurro que no sé de dónde viene ni dónde va, pero que dan sentido y orientación a mi navegar".