PÉREZ BLASCO, MARÍA ESTHER / LIRIA RODRÍGUEZ, JORGE ALBERTODIR.
Mediante investigaciones llevadas a cabo durante las últimas décadas se ha podido conocer que una adecuada alimentación desde la primera infancia es decisiva para el buen estado de salud, para el crecimiento y para el desarrollo intelectual y emocional del niño. Además le ayudará a prevenir algunas enfermedades de la edad adulta. Es el factor que aisladamente ejerce una mayor influencia sobre la salud, condicionando muchas de las características raciales de los pueblos.
Si la alimentación del niño no es adecuada, puede sufrir caries dentales, anemia, alergia e intolerancias alimentarias, obesidad, estreñimiento, etc. y durante la edad adulta podrá padecer riesgo de una elevada morbimortalidad como enfermedades cardiovasculares, algunos canceres, hipertensión arterial, diabetes, etc., que pueden comenzar a desarrollarse en la infancia.
La alimentación puede resultar inadecuada, no sólo atendiendo a la cantidad sino a la calidad de los alimentos ingeridos y también en función de la actitud y el comportamiento de los padres al suministrarlos. En nuestro medio es frecuente que la dieta sea desequilibrada debido al exceso y a la escasa variedad de los alimentos que los padres facilitan o permiten consumir a sus hijos, proporcionándoles aquéllos que les agradan y evitándoles los que les disgustan.
La primera infancia es además, una etapa de la vida esencial para la creación de hábitos nutricionales, difícilmente modificables posteriormente. Es durante esta época cuando el niño manifiesta sus preferencias y aversiones por cierto tipo de alimentos.
El desarrollo del gusto por los alimentos es, en parte, un proceso desconocido. Se sabe que está condicionado por factores genéticos, culturales y ambientales de complicada diferenciación. El sabor dulce estimula la succión en el recién nacido. Al contrario los sabores amargo y ácido la inhiben. El resto de los sabores irá distinguiéndolos a medida que vaya creciendo. Estarán condicionados por la observación y la imitación, en principio de la propia familia y posteriormente de los amigos y compañeros, sin olvidar la gran influencia de la publicidad. También sabemos que la reiteración de un alimento conlleva su aceptación, a pesar de que la primera vez que se pruebe sea rechazado o no resulte agradable.
Durante el primer año de vida del niño, resulta fácil a los padres proporcionarle una alimentación saludable, ya que van siguiendo las indicaciones de su pediatra y enfermera. Pero a medida que el niño crece desea participar en la selección de sus alimentos, descubriendo las chucherías y golosinas que suele consumir fuera del horario de las comidas y que le quitan el apetito.
Los padres se encuentran desorientados en cuanto a la cantidad y la calidad de los alimentos que deben suministrar a sus hijos. Por otra parte no quieren privarles de algunos caprichos, aunque con ello pierdan el apetito. Resulta así frecuente que el niño empiece a rechazar su comida, con lo que aumenta la preocupación de los padres, al desconocer si su hijo se encuentra adecuadamente alimentado, lo que provoca conductas contraproducentes para su buen aprendizaje alimentario.
Esta publicación propone facilitar a los padres la ayuda necesaria para el adecuado aprendizaje alimentario de sus hijos, con el fin de que su dieta resulte saludable y variada, además de apetecible, de forma que vaya aceptando todos los alimentos, sugiriendo finalmente una serie de menús de fácil preparación, basados en las prácticas culinarias habituales de nuestros hogares, que incluye alimentos fáciles de conseguir, a un precio asequible y cuya elaboración no requiere una especial destreza, ni una gran dedicación de nuestro escaso y valioso tiempo. Además se indicarán las cantidades ajustadas a sus necesidades.
Empezaremos conociendo algunas características pro-pias del niño, que guardan relación con la alimentación y antes de sugerir los menús, repasaremos los conceptos fundamentales de alimentación que nos ayuden para su preparación.
