Este es, realmente, el estudio más profundo que se ha escrito hasta ahora sobre el papel de Estados Unidos en Vietnam. Su publicación marcó en su día la mayoría de edad del movimiento antibelicista. No porque lograse «respetabilidad» (aunque Noam Chomsky es uno de los mejores lingüistas y ensayistas del mundo), sino porque su erudición moralmente apasionada no se quedó en la superficie de los acontecimientos de Vietnam, sino que los trascendió, hasta llegar a los cimientos culturales e ideológicos de la propia Norteamérica. El poder norteamericano no lo han ejercido los reaccionarios ávidos de napalm que quisieron bombardear Vietnam hasta devolverlo a la Edad de Piedra, sino los Nuevos Mandarines, una élite de intelectuales liberales amante de analizar cuestiones con un lenguaje científico y objetivo y que simplifica cualquier reacción humana a la guerra tildándola de «sentimental».