Cualquier cosa que iniciemos en la vida se convierte en un viaje en el cual han de superarse, una a una, las dificultades que nos separan del fin perseguido. Como un velero en alta mar, la trayectoria de las personas puede zozobrar
a la mínima inclemencia meteorológica; o, por el contrario, resistir contra viento y marea hasta alcanzar el puerto de destino.
Esta fantástica novela de aventuras establece un paralelismo claro con la realidad; al fin y al cabo, la propia existencia no es más que un viaje sin retorno, y las múltiples dificultades que uno encuentra en alta mar (viento, marea, frío...) pueden compararse con las barreras que entorpecen nuestra trayectoria diaria. Una cubierta mojada y resbaladiza, una escota que no se puede amollar cuando más se necesita, una driza que se rompe o una vela hecha jirones desatan las mismas reacciones que nos asaltan en diversos momentos de nuestras vidas: frustración, furia, desánimo...
Y, frente a ellas, sólo el control de las emociones, la búsqueda serena de una solución y el trabajo en equipo valen.
En definitiva, uno no puede cambiar la dirección del viento, ni la fuerza del mar, ni el tamaño de las olas, ni la corriente que arrastra nuestro velero a la deriva, pero sí puede adaptar la orientación de las velas y del timón. O, simplemente, dejar de luchar inútilmente contra las olas y correr el temporal.
"En esta fantástica obra Gustavo nos invita a navegar a través de mares de metáforas en la travesía diaria que es la vida, porque con ilusión, objetivos claros y confianza no hay mar, por embravecido que esté, que se resista a ser surcado. Un libro que ayudará a las personas a tomar el rumbo de su vida con la ilusión de los navegantes." Jose Luis Úbeda Lafuente
Subdirector de Selección y Desarrollo de Recursos Humanos de Iberia, L.A.E.